El más terrorifico de los susurros.




domingo, 26 de agosto de 2012

Singulares

Recuerdo el momento el que te conocí. El momento en el que supe que estábamos hechos el uno para el otro. Desde entonces yo ya lo sabía. Fue magnético, hipnótico, todo el mundo lo noto. Ahora río, lloro y paso de todo, pero por el bien de los dos.

Todo lo que no es nada ha dejado de ser fascinante y emocionante, de ser eléctricamente inesperado, y se ha convertido en polvo, polvo para colocarse, y las únicas chispitas que recorren nuestras vidas son esos extraños efectos que nuestras pupilas se obcecan en recrear cada vez que estamos bajo los efectos del alcohol. Las palabras dejan de rimar, y pierden ese rico aroma, y ese ritmo. Hoy es uno de esos días en los que ese aroma se echa en falta, yo no estaba preparado para abrir la ventana, pero bueno, eso es lo que nos hace humanos, esa estúpida e insensata idea de que hay algos que pueden llegar a eludir la palabra final. Final, despedida, adiós, pausa, todos son sinónimos, todos universales, todos irrevocables, un despropósito, quizás, pero, a fin de cuentas, necesarios.

Nos ha pasado, necesitábamos.. no necesitábamos nada, simplemente nos hemos dejado de aguantar, de tenernos paciencia el uno con el otro. Estábamos haciendo malabares, somos imposibles.

Tengo que dejar de hablar en plural, es verdad. Además, tampoco creo que te quisiese tanto. No te quería tanto. Solo eras un escalón más hacia lo más profundo.


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