El más terrorifico de los susurros.




miércoles, 8 de agosto de 2012

cuando estés en vena, piensa.

Los días pasan rápidos, fugaces, imparables, veloces, fulminantes, sin reparo en dejar olvidadas las horas y los minutos, inventándose una nueva medida de tiempo. Pasan tan tan tan rápido que ni siquiera sé si seré capaz de decir esto sin que llegue mañana.

Cada día, por ser tan rápido, es casi imperceptible  pero solo si es un día más, ¿qué pasaría si fuese el último?¿sabremos que es nuestro último día cuando seamos conscientes de su presencia en  nuestras vidas?

El tiempo es caprichoso, más que cualquier niño de tres años o cualquier dios que los hombres hayan decidido respaldar. Rueda, vuela, pasa, y nadie sabe donde encontrarle, todo el mundo le conoce, pero nadie le ha visto nunca. Si uno se para a pensar en la vida en compañía del tiempo, quizás piense que entonces el vivir no es más que una caída libre de entre las piernas de tu madre hasta la tumba. Quizás. 

Pero esa caída libre con gente como tú para mirar entre las nubes de polvo del suelo, adquiere, por la inercia del momento, un sabor a sal y limón que, quieras o no, es intocable e imborrable para el tiempo, es la excepción que hace que se cumpla la norma.



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