El más terrorifico de los susurros.




miércoles, 2 de noviembre de 2011


Hay carcajadas que te hacen cerrar los ojos.

Hay miradas que hacen temblar las piernas.

Hay palabras que, salidas de tu boca, suenan mucho mejor; (cama).

Hay heridas, que son profundas y formando escándalo se resisten a desaparecer. Hay heridas que, se hacen queriendo pero sin querer                                 
                                     clavar tan adentro todo el dolor, tan oculto, tan enfrascado. Hay heridas que ni se sienten ni se padecen, porque se oprimen en lo más remoto de cada uno, contra las paredes del pulmón derecho, bañándose en humo de alquitrán, entre rescoldos de ciencia ficción, de la simple y llana ficción que provocan las palabras. Hay tantas heridas, tan pocas cicatrices.

Hay esperas, que se hacen interminables. 
(y otras que no...)

Hay momentos para todo, 
menos para esto.


martes, 1 de noviembre de 2011

días/después

Los "días después" son, de forma rápida y poco complicada de decir, una farsa, la gran mentira de la década de los noventa. 

Esa frase que se intenta coronar en el ranking de leyes de vida: "Después de la tormenta siempre viene la calma", mentira, una farsa...

Parece que la vida es complicada, sádica y cruel, y nosotros, ante todos estos adjetivos, jugamos el papel de masoquistas porque, es raro que la gente olvide, que todo el dolor desaparezca, que unos pies inquietos dejen de taconear el suelo, es inevitable, poco probable y, sin embargo, seguimos pensando lo contrario. Somos inocentes, unos inocentes masoquistas, adictos al temblar de pánico y al terror de que nos dejen solos en una carretera secundaria, cosa que, tarde o temprano, siempre acaba ocurriendo. 

Por suerte no todo es rojo sangre y el autoestop funciona en esas carreteras secundarias, bueno, casi siempre funciona porque todavía queda gente que, no es que tengan sangre azul y sean esos príncipes o princesas que tanto ansía la gente, sino que son, sencillamente, gente que gira en sentido contrario a las señales de círculos azules.

Pero esa gente, nos es un constante "k" eterna para el resto de tu vida, y poco a poco, vas echando de mas lo que un día echaste de menos, y te das cuenta de que a tus ojos ya no eres masoquista, y tampoco tan malo, ni tan feo, ni tan loco, ni tan tonto.