El más terrorifico de los susurros.




viernes, 3 de agosto de 2012

reencarnación



El alcohol la quemaba por dentro, pero no literalmente, sino que más bien de forma metafórica, y es que tantas tardes de marzo entre botellas de cristal daban sus frutos en esa tarde de verano de lluvia y más lluvia. 

Cada trago se colaba dentro de aquel pozo negro en el que se había convertido su ser, no se oía caer cada nuevo chupito en aquel fondo, es más, puede que allí no hubiese ni fondo. Pero si se veía de vez en cuando salir todo expulsado por su boca, entre tacos y lágrimas. 

Lágrimas que se deslizaban por sus ojos ante tanta hilaridad y absurdo que el mundo que la rodeaba se esforzaba en enseñarle. Y esas egoístas (y putas) lágrimas, después de deslizarse por sus mejillas de marfil, sin ningún titubeo se lanzaban suicidas contra la barra del bar en busca de una vida mejor, sin honor y sin remordimientos de dejar sola a aquella chica, pensando que tal vez el mantra les deparase algo mejor en su siguiente vida...

Algo mejor que acompañar a la mujer américa en su procesión por todos los bares de la ciudad de los tacones de aguja. 

Al día siguiente se escuchaba comentar a las tres viejecitas que estaban sentadas en el banco de la plaza mayor : "Una pena lo de la chica esta, la MUJER AMÉRICA..."

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