El más terrorifico de los susurros.




sábado, 19 de marzo de 2011

Nadie dice nada


- La excesiva perfección corroe. Tira de los manteles de las mesas más perfectas, y convierte las cenas en un caos de fragmentos de vajilla rota y cubiertos volando por el aire. (…) Por eso, he decidido que quizás lo mejor sea no verte, dejar de mirar tus fotos, de quedarme tonto con tu simple tarareo, o con el sonido de tu nombre. De que tal vez el verano no se límite a un simple y típico verano, tal vez, es el momento de que me deje llevar a ese sitio donde el calor es abrasador, y donde la gente se deja llevar por lo primero que se le viene a la cabeza. Donde los susurros, las caricias, y todas esas cosas, están supeditadas a la imperiosa necesidad de que sean espontáneas en medio del primer acto. Es momento tal vez, de que acepte tu invitación, que me vaya al infierno con mis mil manías obsesiones y defectos, con mi ego y mi orgullo, y con mis palabras y mis balas siempre listas para disparar y acertar. Si, creo que siempre has tenido la razón desde el primer día que me dijiste que solo juego con las personas, destrozo, descuartizo, y después me regocijo del dolor ajeno, que soy sádico, un diablo, que me fuese al infierno.

+ ¿Te das cuenta de que esto que acabas de decirme no viene a cuento?

- Quizás para ti no, como es obvio, para ti, mientras no anteponga mi ego a tus sentimientos, siempre será todo perfecto. Pero esto es un toma y daca, un continuo vaivén con los mismos fallos, diferentes circunstancias, puede, pero siempre lo mismo.

+ Pues vete de una vez, y cuando se acabe el verano no vuelvas, espero que tu infierno sea agradable, confortable, pero te puedo asegurar que a la vuelta, el suelo estará mas frío y el cielo tendrá un color mas hielo frío y no tendrás ni lunas a las que agarrarte ni ninguna de esas cosas a las que tanto te gusta hacer alusión para quedar en el peldaño que está justo por encima.

- No me preocupa volver, voy, y eso es todo, sino todo carecería de sentido. Así que, al diablo con tu perfección y tus te quiero de marca, prefiero improvisar.

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