El más terrorifico de los susurros.




sábado, 17 de noviembre de 2012

Diario desde la cara oculta del baobab


Hoy es uno de esos días en los que el aire se ha convertido en gas natural, preludio de que hoy probablemente todo saltará por los aires. Hoy es revolución truncada entre mis dedos, punto de inflexión, violín tímido, arpa impuesta y titileo de instintos con origen en el estómago, que recorren mi espalda y buscan escondrijo entre la C4 y la C3, obligándome a levantar la cabeza, a mirar el cielo, a soñar. Hoy es fin del imperio y comienzo del cautiverio.

Hoy es uno de esos días en los que el aire se ha convertido en gas natural, consecuencia de que yo me haya olvidado de yo por allá atrás, al doblar alguna de esas esquinas en un mes de Mayo extraño. Mi vida eran chirridos que se fundían con martillos percutiendo cuerdas en alguna esquina de una habitación de cristal.

Hoy es uno de esos días en los que el aire se ha convertido en gas natural, acompañando al desate de mi nuevo desorden mental. Yo escribo delante de una ventana, duermo delante de una ventana, enloquezco tras esta ventana, veo las nubes retorcerse tras esta ventana y sueño con algún día estar al otro lado de la ventana, y saltar. Volar o caer ya casi parece una insignificancia comparado con el hecho de tener la oportunidad de dar un salto.





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