El más terrorifico de los susurros.




miércoles, 20 de junio de 2012

Qualcosa per voi

Te iba a escribir una entrada, explicando, pero no creo que lo haga. El otro día te iba a hablar, al final no lo hice. Tenía pensado dejarte hoy una carta, pero no sé donde. Me planteé también la posibilidad de inventarme un regla que hiciese esto más fácil. Pero hoy he caído sin quererlo en tu gravedad, no tengo normas, ni reglas, ni decálogos, ni códigos, ni nada.


La verdad es que siempre están ahí, aunque hoy sea diferente, pero el 87% de las veces las omito, y así me va. Sin embargo sobrevivo, y pienso que quizás aún tengo algún motivo para no dar el futuro por perdido.


Cuando me da por pararme, y pensar, me doy cuenta la cantidad de reglas que he violado, o malfollado, roto o como quieras llamarlo, tantas cosas que dije que nunca haría y ahora, ahí están, acumuladas en las espaldas de este microrrelato que se supone es mi vida. Algunas me hacen vomitar en mis recuerdos, otras me hacen sentirme sucio, y otras sin embargo, me enseñan... Al final todas y cada una de esas veces que me he evadido de todas y cada una de mis reglas, de las leyes de mi mundo, lo único que he hecho ha sido descontrolarme, desangrarme de ideas (de momento), dar un vuelco a mi ser y parecer, ponerlo todo patas arriba y dejarme aturdido.


Eso es lo que pasa cuando lo haces, te aturdes, te descontrolas, a veces te faltas al respeto, te desangras, pero encuentras motivos para dar otro paso más. Un algo para ti, que es totalmente inexistente e inexplicable para los demás, eso es lo que hay justo en el límite de tu propia moral, escondido tras ese fino telón de color azul.




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