El más terrorifico de los susurros.




lunes, 3 de septiembre de 2012

A

Yo odio ser tan vulnerable, lo reconozco, odio ser tan corto de miradas, ser incapaz de resistirme. Soy fácil, soy un niño, con un chasquido de dedos se consigue impresionarme, así que no seas mala persona, no evites coincidir. Odio este estado extraño de felicidad, esta inquietud que constantemente llama a las puertas de mi estómago, ese que si sí que si no que no deja reposar mi cabeza sobre la almohada. 

Nunca coincidimos, pero volvemos siempre a casa a la misma hora, volvemos, no es una novedad. Y lo hacemos; volvemos a gritar, a jugar con fuego en los baños, a fumar, a beber, a no querer, a encontrarnos, a las casualidades, a las causalidades, a comenzar. O simplemente esta vez podíamos dejarlo estar, no hace falta volver a atrás, las cosas están bien, no hay porque cambiar, no hay porque hablar, solo escuchar silencios. Seamos simples y sencillos, seamos buenos con nosotros mismos, seamos buenos con lo que tenemos, nada de correas. 


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