El más terrorifico de los susurros.




domingo, 8 de abril de 2012

Junto contigo

El aire se desliza en armonía con el mundo por tu garganta, y le grita al mundo, le pregunta que se supone que debes esperar, que es eso tan importante que va a tener lugar en ese minuto... y una guitarra tímida y anhelante se atreve a acompañar tu aire, tu grito, tu pregunta. 


Y mientras, en la otra esquina del banco, yo me peleo con el arbusto que está justo a la derecha por ser quien se quede con ese aire. El forcejeo termina, cesa por segundos, y un tal yonki número dos lo roba. Y aunque quisiera gritarle al mundo y escupirle, no puedo, porque vuelves a regalar tu voz al cielo azul (un azul no como tus ojos pero parecido) y encandilas al sonido del agua y al sonido de tantos cientos de zapatos que juguetean en esa calle en la que el tiempo parece pararse por 3,1425 segundos y 7 días para darnos una tregua, para premiar algo que se esconde entre hojas y recortes de periódicos de 1994. Pero eso es solo una ilusión, los minutos corren, tropiezan unos con otros, se lanzan desesperados a la lista de las horas muertas, como queriendo huir de todo lo que podría haber sido, como si tuviesen un pacto con los horarios de los autobuses, como si tuviesen que llegar rápido a algún sitio y así recibir su bonus, queriendo estropear el momento como quien... como quien nada, como quien todo... dejo de pensar, o no sé muy bien que es lo que hago porque eres tú; y tú; y tú; y tú. Tú.

[definición de tú: este mundo que llevo dentro]

Ahora el tiempo y el espacio parecen haber pasado de ser un extraño ukelele verde a convertirse en un enorme piano de cola blanco, ni tan siquiera los minutos se atreven a intentar recorrer esa distancia atroz, que es inexpugnable, inexplicable, inhumana. Pero hay algo que sigue aqui: un aire, un grito, tu pregunta, y aunque no es verano, y aunque ya no tengo a quien mirar sentada en el banco frente a frente, brazo a brazo, labio con labio, sigo con esa sensación, con la número siete, queriendo ser sin querer el aire que se desliza en armonía, el fondo de tu armario, un portal que cruzar, sueños que entremezclar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario