El más terrorifico de los susurros.




miércoles, 12 de octubre de 2011

Goteo en tu cabeza


Los días se habían convertido en caballos desbocados a los que ya no les importaba lo que yo pudiera pensar sobre ellos, locos instantes para abarcar tantas ideas. Mientras tanto tú sigues mirando, intuyéndome, cogiéndome la medida, midiendo la inmensidad de lo inabarcable de los días de lluvia en una ciudad como Oviedo, extrañando mi forma de mirar al cielo y suponiendo lo evidente.



Los días se habían convertido en caballos desbocados y quejumbrosos nuestros ojos se miraron después de 5 segundos sin un enfrentamiento directo, y entonces yo te tantee, busque lo implícito en tus labios y rebaje los precios de cada palabra que pudiere salir de mi boca para que mis rebajas fueran tus chollos, que te parases conmigo, y yo te fotografiase en mi mente.

Los días se habían convertido en caballos desbocados, pero se cansaron de la locura, del no poder parar, renegaron de su lucidez, se dejaron a lo igual, a los silencios que gobiernan los nombres de tantas ciudades perdidas, se volvieron cenizas. Los sueños se habían dormido con los delirios de los caballos, los delirios se habían drogado y transformado en utopías, hoy era el principio del final, y tú y yo todavía no nos habíamos conocido.

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