El más terrorifico de los susurros.




viernes, 6 de mayo de 2011

Pasiones en la silla

Tengo miedo, miedo de que todo pase demasiado rápido, y no darme cuenta, y llegar al final, sin haber llegado a cumplir todos mis planes. Que mis sueños se conviertan en un cenicero donde los demás apaguen sus placeres de después del café, que mi sueños se apaguen, que pierdan fuerza, ese brío y esa potencia de lagrimas, sudor, lagrimas, y espejos. Tengo miedo al tiempo, a que vaya demasiado rápido, a perder el momento justo para decirlo todo.

Tengo miedo a no poder hacerlo, a no estar a la altura de las expectativas, porque he dejado de lado esos principios que me mantenían firme y seguro arriba, con mi todo, y sin embargo ahora, no puedo pensar sin tener en cuenta la confianza, el cómo me mirará… Todo se me está viniendo abajo, y desearía que alguien pudiera explicarme esto.

Si pudiera gritarte al oído que tengo miedo, que no sé qué hacer, porque todo esto se sobrepone a mí, que necesito apoyarme en algo, y no encuentro ese algo al lado, que me derrumbo, en picado, sin frenos. Solo quiero poder decir un te quiero sin miedo a perderlo de mi mundo para siempre, no volver a verlo nunca y que ello me arranque la humanidad que me das ahora. Si supieras cuanto necesito hablarte ahora, susurrarte al oído, olvidar el mundo y centrarme en ti, en cada pelo de tu cabeza, en cada pestaña…

Pero es pedir demasiado al mundo. Tendré que llorar, aquí en la silla, a oscuras, con la música, y llorar, quedarme solo, y llorar de impotencia, mientras la gente utiliza mis sueños como si fuera un cenicero de cruzcampo. Ahora sé que no tengo todo el tiempo del mundo, y que necesito empezar ahora a usar todo, mi todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario