- Tengo la certeza de... en realidad, no tengo la certeza de que el minuto que viene vuelva respirar, ni de poder volver a ver el color azul. No sé si me voy a despetar mañana, ni tan siquiera sé quién soy yo.
- No sé que quieres...
- ¿Lo ves? Los minutos siguen pasando y sin embargo, yo sigo sin respirar. No sé el por qué, !deja de preguntarmelo! Estoy cansado, agobiado. Siento la corbata afixiandome, los ojos me duelen...
- ¿Qué quieres que haga? De verdad, dímelo, por qué me estoy perdiendo..
- Valor, eso es lo que quedará, el valor con el que haga las cosas. Hechos, palabras y en todos y cada uno de ellos el valor que tenga para afrontarlos...
- Siempre has sido bastante raro, y a mi nunca me ha importado, pero ahora mismo no sé que te pasa.
- ¿A mí? Ni idea, solo tengo la certeza de que nunca cumpliré los cincuenta, de que la muerte me persigue a una velocidad endiablada, pero a ti, si sé lo que te pasa, te falta valor.
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